Nuestr@ Phibï

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Nuestra nueva incorporación apareció, cual dios Apollo rutilante, de improviso en nuestra vida. Y de su epiteto Phoibos, el brillante, en griego antiguo y sus versiones latinizadas Phoebus / Phoebe sugió PHIBI.

 

La verdad es algo menos poética. Phibï sí apareció de repente un día, más bien por haber presuntamente (sido) volado cual cohete Apollo por encima de la valla de un jardín. De ahí, para huir de los viles humanos, se metió en una zanja profunda estrechísima, de la que sólo a fuerza de pulmones, pidiendo auxilio, y con ayuda de un trozo de malla enrollada logró salir - para desaparecer de nuevo en la maleza de los altísimos setos…

 

14 días (traducidas en 40 horas) más tarde pudo ser finalmente rescatado. Asustado, hambriento, sucio y lleno de pulgas, aún tocó pasar por urgencias (lógicamente era domingo y por la noche). Donde la vete de guardia, sacándole de la mini jaula-trampa y echando una rápida ojeada bajo el rabito, le clasificó como una ella. Después de fumigarle con Frontline y envolverle durante 20 minutos cual faraón en un empapador, emprendió camino al exilio en una habitación, declarando nuestro pequeño piso definitivamente en estado de excepción, invalidando junto con Leo completamente su uso normal.

 

Después del primer día casi invisible, decidió la segunda mañana arrojarse a mi cuello y disfrutar de las comodidades de una casa. Y ahora, más de cerca, quedó pronto evidente que sus partes nobles bi-colores tienen un curioso dibujo que puede confundir…  Por lo que tuvimos que pasar de la luna (Phoebe) al sol (Phoebus) y ponerle los huevitos -perdón puntitos- en la Ï, porque nuestra Phibï es definitivo un él.

 

Y me da que hará honor a su nombre, no sólo porque es muy luminoso (de pelaje y de ser), sino también el traedor de la luz  y sanador de heridas después de un año trágico, en el que perdimos a Lorenza, Miga e India.

 

Bienvenid@ PHIBÏ.

 

 

 

 

Update enero 2018

 

7 meses con Phibï... 7 meses que han revolucionado nuestra vida... y nuestra casa. 

Phibï ha resultado ser un terremoto aventurero, que no para. Abre armarios y cajones y ha destrozado en algo más de medio año más que todos mis gatos juntos en 30 años... pero también ha conquistado nuestras corazones y se lleva fenomenal con nuestro gato especial, Leo, al que le está enriqueciendo enormemente la vida (la interacción gato-gato es insustituible).

Siendo, efectivamente, un "bringer of light" - fiel a su dualidad... vivimos ahora más "light", con sólo lo imprescindible a la vista y su alcance y disfrutamos de su luz, alegría y amor.

 

Para haceros una idea, aquí un pequeño muestrario de algunas fechorías de Phibï

 

fechorias-de-phibï-mi-miga-trastadas-gato