Nuestra India

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Escribiendo los últimos meses sobre Miga y Lorenza y hablando con los amigos me he dado cuenta de una cosa: Con los gatos pasa igual que con las personas. Si eres buena gente y vas a tu rollo, pasas desapercibid@, como mi India…

 

Y por eso hoy quiero homenajearla a ELLA, la silenciosa, la paciente y pacífica, la no olvidada, pero muchas veces no mencionada porque no hace las trastadas de Miga y es infinitamente menos complicada que Lorenza.

 

Porque ella también tiene su historia.

 

Era verano del año 2002, y los niños de los bloques dónde vivo tenían en el patio a una gatita carey en una caja de cartón… No sé de dónde había venido, pero sí de haber hablado con los niños para que alguno se la llevara a su casa y con tristeza todos me respondieron que sus padres no les dejaban. Por aquél entonces pasaba muchas horas fuera por motivos de trabajo y no podía ocuparme más del asunto.

 

Y cuando llegó Septiembre, y con él la vuelta al colegio, cada vez tenían menos tiempo para la gatita tricolor, que ya se aventuraba hacía la calle… una carretera principal de 4 vías. Quería ayudarle, pero apenas tenía tiempo para mis propios gatos, así que me la llevé envuelta en una toalla a mi sitio de trabajo, dónde teníamos una colonia controlada de gatos y allí creció, en medio del campo, tutelada por dos jóvenes machos que habían aparecido el año anterior.

 

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Me esperaba todos los días para pasar un tiempo juntas antes de dedicarse de nuevo a trepar por los árboles o investigar el cauce del arroyo detrás de la casa.

 

Cuando por razones personales dejé este trabajo, me la traje – con aproximadamente un año – a mi casa. Y, al contrario de lo que se pudiera esperar de una gata nacida prácticamente en libertad, se adaptó rápidamente a la vida en un piso y a los otros gatos y no ha mostrado nunca ningún interés por salir. Es más, es la única que no intenta nunca colarse por una rajita de ventana abierta, y nunca ha tenido problemas con ningún otro gato.

 

Tiene la manía de chupar ropa, preferiblemente conmigo dentro – vestigio de su infancia sin madre -, e incluso a veces se chupa su dedo!

 

 

Además le encanta hacer 'encaje de bolillos' con las cuerdas de mi estor plegable y tiene vocación de informático. Si me descuido un momento trastoca todo, poniendo hasta el escritorio del revés, y saca las teclas del teclado, que cada vez es más intuitivo porque ya se han perdido algunas para aparecer nunca más…

 

Indi, mi gatita discreta, ¡te quiero!

 

El 18 de septiembre 2016 India trascendió. Afectada por la pérdida de sus compañeras y con diversas dolencias en principio no peligrosas para su vida, su cada vez más frágil cuerpo de gata mayor no pudo más. Tras meses de luchar cómo una leona partió cómo ella quería, sin ayuda, entre caricias y en casa. India, la discreta, la sencilla - la grande.

Gracias por permitirme estar a tu lado hasta el último momento y más allá.

 

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