¿Por qué necesita mi gato un rascador?

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Rascar es natural y necesario

 

El hecho de rascar es innato en los gatos y no se puede, ni se debe prohibir.

 

Los gatos necesitan garras afiladas para trepar, jugar, cazar y defenderse, que fuera de su uso están retraídas y por esto no se desgastan al andar, como en los perros. Si no tienen la posibilidad de rascar pueden crecer excesivamente e incluso clavarse en las almohadillas de las patas.

 

 

Así cuidan los gatos a sus uñas

 

Pero, realmente los gatos no ‘afilan’ sus uñas, sino las liberan de las fundas viejas y gastadas debajo de las cuales hay una nueva uña. Rascando en el caso de las patas delanteras y con ayuda de sus dientes en las patas traseras durante el aseo.

 

Rascar es un método de comunicación

 

Y las marcas del rascado (marcaje) también sirven en la comunicación gatuna, tanto como advertencias visuales, como señales olfativas: Los gatos poseen glándulas odoríferas entre las almohadillas de las patas con las que dejan su marca personal (similar a una tarjeta de visita humana). En gatos libres estas señales, perceptibles a distancia, evitan enfrentamientos directos.

 

Pero, rascar también alivia frustración, ansiedad o excitación (comportamiento redirigido). Conocer a nuestro gato y proporcionarle recursos especie-específicos es esencial para prevenir actitudes indeseadas.

 

 

Un rascador sirve para mucho más

 

En la naturaleza los felinos patrullan su territorio, cazan, trepan a los árboles, observar desde la altura, saltan, arañan...

 

Los gatos de casa sin acceso al exterior deben por lo tanto disponer de un mueble dónde pueden realizar esas actividades, sin estopear nuestro mobiliario. Además sirve como plataforma de observación, zona de juego y de retiro y descanso.

 

Para encontrar el rascador ideal haremos bien de tener en cuenta las necesidades y preferencias de nuestro(s) gato(s) antes que nuestras preferencias de diseño.